viernes, 4 de septiembre de 2015

Parapeto
Mayker Dales/2015
Teatro Paraute  “Don Otilio Miquilena”

“Parapeto” pone la interrogante sobre un espacio intervenido, entre algo que existió y ahora no. Pese a ello, resulta imposible borrar la huella que nos compete como descendientes de nuestros indígenas originarios de Lagunillas de agua, los Parautes, quienes al día de hoy representan una historia inacabada, llena de enigmas por descifrar, y que sin embargo logra en cierto modo configurar quiénes somos.

Teniendo como destreza la habilidad de saber cómo construían sus casas, los primeros habitantes de Lagunillas aunque fueron desterrados no renunciaron a continuar habitando las hermosas aguas de nuestro lago.

Según Hermano Nectario María (1973:99): “Laguna de Maracaibo. Con los pueblos de  indios, Lagunillas, Misoa y Tomoporo, fundados sobre Horcones de Palo llamado Vera, que con el trascurso del tiempo se vuelve piedra por la parte que cubre el Agua. Dichos pueblos dieron motivo a llamarse esta Provincia Venezuela”.

Mucho se ha indagado sobre cómo ocurrió el famoso incendio que destruyó a Lagunillas de Agua aquel 13 de Noviembre de 1939 y que devastó una comunidad entera, arrasando con todo y dejando un saldo de fallecidos hasta ahora incalculable. Entre las maniobras utilizadas por los invasores para poder desalojar a esa gente de ese pedazo de tierra donde surgió el oro negro se pueden mencionar la mentira, la traición, la invasión, el dinero, y finalmente la muerte. Desesperada, la historia reclama a los culpables, sin embargo, una nota de prensa señala a una mujer como la detonante de aquella tragedia al arrojar una lámpara de gas al lago cubierto con petróleo.

La muestra busca reflejar, por medio de la instalación, un palafito en ruinas, una vez que el incendio ha acabado con todo. El término “Parapeto” puede referirse a una baranda para evitar caídas o a un terraplén para defenderse del enemigo. Según el diccionario Maracucho, un parapeto es algo mal construido o hecho a medias.

Dado que el hombre moderno no cuenta con el suficiente conocimiento manual para volver a construir esos palafitos en su forma originaria, la instalación queda inconclusa, como un error o algo fallido, aludiendo de esta manera a la identidad del hombre lagunillense, la cual no termina por definirse completamente, sino que se caracteriza como un ser en constante construcción de sí mismo, en la medida que indaga sus raíces en esta metáfora del viaje de la vida que inicia en Lagunillas de Agua.

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